Ahora que estamos debatiendo un plan estratégico del INTI y el rol que el instituto debería tener en la realidad argentina, acá van algunos aportes a título personal para contribuir con el debate.
El control de los procesos industriales, la metrología legal, son tareas indelegables del estado y son roles que es necesario mantener, incluso profundizar. Por ejemplo: la orientación al consumidor fue bárbara pero queda en la nada sin poder de policía. Demostrado como fue por nosotros que algunas empresas comercializan puré de tomate que no es ‘solo’ puré de tomate, no hubo ninguna sanción, ninguna multa. Pasó a ser un informe testimonial de lo que podría hacer el INTI si lo dejaran. Pero lo que hay que cuestionarse como trabajadores del instituto y como argentinos es por que y quienes no dejan al INTI ejercer controles básicos sobre la industria alimentaria. Que yo sepa se siguen vendiendo en los supermercados los medallones de carne Bif Lito y Pronto Beef que resultaron positivos para salmonella (ya ni siquiera informamos las marcas).
Va a ser como el dengue, nosotros hacemos un ensayo que verifica un potencial peligro para la población y queda en la nada hasta que mueran cuatro personas intoxicadas o se declare una epidemia, y ahí si, vamos a decir el INTI una vez avisó y no le dieron bolilla. Y los controles rigurosos a productos de consumo masivo aparecen sólo cuando se quiere restringir la importación de productos chinos, como en los juguetes. No controlar que los alimentos cumplan, por lo menos, el código alimentario argentino es criminal. Y el plan estratégico en esto se queda a mitad de camino.
Es más en el caso de realizar informes para licitaciones, no sólo hay que ser árbitros sino poder fijar estándares mínimos de calidad de un producto para ser comprado por el estado, ni hablar si se relaciona con temas como la seguridad, la sanidad o algún servicio público. Aquí la actuación del INTI sigue siendo marginal. Hay muchos intereses en juego en cada compra del estado para que se masifique. Tanto por parte de las empresas como por parte de los funcionarios de turno. Basta ver en que quedó el tema de la responsabilidad empresaria y las licitaciones de defensa. Que por no ser obligatorias, sino voluntarias, las licitaciones quedan desiertas y se trenforma en una iniciativa esteril.
Hoy el INTI tendría que estar investigando la manera de producir en forma eficiente y económica remedios para el dengue. Continuando con lo que se hizo en el Proyecto de la Red de Laboratorios de Producción Pública de Medicamentos y Vacunas. Aunque como trabajadores y argentinos también debemos preguntarnos porqué enfermedades de la pobreza como el dengue o en cólera que se habían erradicado vuelven a asolar a las poblaciones. Porqué se dilapidan recursos en payasadas faraónicas como el tren bala y no en un plan de obras públicas y viviendas populares que permita minimizar el riesgo a contraer enfermedades asociadas a la pobreza. Para ese plan de obras públicas también tendría que estar trabajando el INTI.
Pero claro, mientras dependamos de las empresas para trabajar y funcionar vamos a estar dirigidos por ellas a la hora realizar ensayos y desarrollos. Por eso es imprescindible dejar de depender del sector privado para financiar entre otras cosas más de la mitad del personal del instituto. Y pasar a financiarnos enteramente del estado incrementando los impuestos a las empresas y así investigar, controlar y mejorar lo que le interesa al pueblo y no a los empresarios. Es así como pensando en que rol queremos para el INTI estamos obligados a pensar que rol debe jugar el estado de conjunto. Nuevamente la disyuntiva es un estado al servicio de las empresas o un estado al servicio del pueblo.
El control de los procesos industriales, la metrología legal, son tareas indelegables del estado y son roles que es necesario mantener, incluso profundizar. Por ejemplo: la orientación al consumidor fue bárbara pero queda en la nada sin poder de policía. Demostrado como fue por nosotros que algunas empresas comercializan puré de tomate que no es ‘solo’ puré de tomate, no hubo ninguna sanción, ninguna multa. Pasó a ser un informe testimonial de lo que podría hacer el INTI si lo dejaran. Pero lo que hay que cuestionarse como trabajadores del instituto y como argentinos es por que y quienes no dejan al INTI ejercer controles básicos sobre la industria alimentaria. Que yo sepa se siguen vendiendo en los supermercados los medallones de carne Bif Lito y Pronto Beef que resultaron positivos para salmonella (ya ni siquiera informamos las marcas).
Va a ser como el dengue, nosotros hacemos un ensayo que verifica un potencial peligro para la población y queda en la nada hasta que mueran cuatro personas intoxicadas o se declare una epidemia, y ahí si, vamos a decir el INTI una vez avisó y no le dieron bolilla. Y los controles rigurosos a productos de consumo masivo aparecen sólo cuando se quiere restringir la importación de productos chinos, como en los juguetes. No controlar que los alimentos cumplan, por lo menos, el código alimentario argentino es criminal. Y el plan estratégico en esto se queda a mitad de camino.
Es más en el caso de realizar informes para licitaciones, no sólo hay que ser árbitros sino poder fijar estándares mínimos de calidad de un producto para ser comprado por el estado, ni hablar si se relaciona con temas como la seguridad, la sanidad o algún servicio público. Aquí la actuación del INTI sigue siendo marginal. Hay muchos intereses en juego en cada compra del estado para que se masifique. Tanto por parte de las empresas como por parte de los funcionarios de turno. Basta ver en que quedó el tema de la responsabilidad empresaria y las licitaciones de defensa. Que por no ser obligatorias, sino voluntarias, las licitaciones quedan desiertas y se trenforma en una iniciativa esteril.
Hoy el INTI tendría que estar investigando la manera de producir en forma eficiente y económica remedios para el dengue. Continuando con lo que se hizo en el Proyecto de la Red de Laboratorios de Producción Pública de Medicamentos y Vacunas. Aunque como trabajadores y argentinos también debemos preguntarnos porqué enfermedades de la pobreza como el dengue o en cólera que se habían erradicado vuelven a asolar a las poblaciones. Porqué se dilapidan recursos en payasadas faraónicas como el tren bala y no en un plan de obras públicas y viviendas populares que permita minimizar el riesgo a contraer enfermedades asociadas a la pobreza. Para ese plan de obras públicas también tendría que estar trabajando el INTI.
Pero claro, mientras dependamos de las empresas para trabajar y funcionar vamos a estar dirigidos por ellas a la hora realizar ensayos y desarrollos. Por eso es imprescindible dejar de depender del sector privado para financiar entre otras cosas más de la mitad del personal del instituto. Y pasar a financiarnos enteramente del estado incrementando los impuestos a las empresas y así investigar, controlar y mejorar lo que le interesa al pueblo y no a los empresarios. Es así como pensando en que rol queremos para el INTI estamos obligados a pensar que rol debe jugar el estado de conjunto. Nuevamente la disyuntiva es un estado al servicio de las empresas o un estado al servicio del pueblo.