martes, 30 de junio de 2009

Un primer balance de las elecciones 2009

El principal derrotado es el gobierno. Perdió en todos los principales distritos, incluso en Provincia de Buenos Aires, donde se jugaron con todo a ganar. A pesar del doble discurso, no alcanzan a tapar la crisis económica y el descontento social que aumenta.

La crisis en el Pj es tal que el gobierno no pudo terminar de disciplinar a los intendentes del Gran Buenos Aires, que muchas veces jugaban a dos puntas y que a su vez en algunos municipios resultaron derrotados por alinearse con K.


La burguesía se jugó a encontrar un recambio. Surgió la Coalición Cívica como fuerza nacional y el Pro con victorias en Capital y Provincia de Buenos Aires. El gobierno quiso hacer pasar las elecciones como un enfrentamiento entre el “progresismo” (que serían ellos), y la “derecha” (el Pro y “el campo”). Nos parece que esa mentira entró en algún sector pero no en la mayoría de la población. El gobierno no es progresista porque el modelo de país que vienen impulsando es totalmente dependiente de los Estados Unidos y por lo tanto incapaz de un proceso emancipador al estilo Venezuela o Bolivia. Y a pesar de lo que podamos pensar de los principales personajes del Pro y de la Coalición (que no son peores que los intendentes en que se apoyaba K), ellos ganaron la elección con un discurso democrático (contra el autoritarismo y la soberbia) llegando de Narváez a plantear estatizar las empresas de servicios.


En Capital, Pino Solanas, si bien rechazó un frente con nosotros, se mostró a la izquierda del gobierno e hizo una gran elección. Ahora la realidad le va a plantear a él y a la CTA la necesidad de definrse con respecto al gobierno, del que se plantea crítico pero no opositor. Si se mantiene ambiguo, vemos que va hacia un papel similar al que tuvo el Frente Grande con los radicales y la Alianza. Si avanza a romper de lleno con el gobierno tiene una gran oportunidad de aglutinar a toda la oposición por izquierda, que por el momento no tiene referencia clara.


La izquierda combativa no presentó una alternativa viable, y mantuvo su marginalidad. En ese marco, nosotros que veníamos un poco más arriba que los otros, nos confundimos con ellos, en parte por la política hacia el campo que fue mal vista en el sector que tradicionalmente vota a la izquierda. Y donde teníamos una figura que podía hacer diferencia, como es Vilma en Capital, Pino Solanas se llevó parte de nuestro electorado.